1/8/09

Alumbramiento

En una isla al oeste de Edrest, se oculta una tribu, entre malezas y allí dentro de una gran choza de hierbas secas, estaba una mujer en medio de un parto. El Jefe tribal; estaba ansioso, ante la aproximación del alumbramiento de su primogénito, en esta noche de luna llena, donde la brisa brillaba por su ausencia. En el ambiente vaporoso, se oía el pujar de la futura madre mientras una shaman la atendía. —AAAH!!!—Gritaba desgarradamente, la esposa de Gazán—. Mientras, Rontas la shaman le colocaba un paño con agua en la frente. — Puje que ya se le ve la cabeza al bebe—. —Le dijo Rontas en un dialecto arcaico.

Los quejidos de la mujer en labor llegaban a la plaza ceremonial, donde la tribu a son de tambores y maracas, celebraba el acontecimiento. Mientras hombres y mujeres de piel broncínea, danzan con armas en mano, en una especie de simulacro bélico. Otros sostienen orgías, en casuchas aledañas en honor al futuro heredero. Entre ruidos tan diversos; desde musicales, crujir de aceros y gemidos de placer, nació Ragaz. La luna se ocultaba de las miradas de la tribu no augurando nada bueno para el que iba a nacer, ella debería ser la primera en observar al bebe. Sin embargo al asomar la cabeza las nubes dejan que un rayo de luz se abra paso hasta la criatura.


Al estar completamente fuera del útero de su madre, la luna ya se mostraba por completo, con un color rojo, propio de los eclipses de ese astro. El augurio no podría ser más beneficioso. Seria un gran guerrero. Rontas; empezó a lanzar plegarias y reverencias, pues la criatura nació, con una señal profética que lo ligaba con las sacerdotisas del Templo rojo. El recién nacido, surgió del interior de su madre, bañado en sangre y colérico. La comadrona, le pica el cordón umbilical, con una piedra afilada y ata el sobrante con unas cuerdecillas de cuero.

Rontas, llama al cabecilla, para que viera el prodigioso momento. Gazán entra a la choza y lo que ve lo deja en un gesto agridulce. Le puso de nombre, Ragaz a su retoño, que significa “portador rojo” en el dialecto de la tribu. Ese nombre, junto a ese rayo de luz rojiza, sellaban su destino. Gazán; tomo al bebe en brazos y lo llevo al centro de la plaza, lo alzo ante el sangriento astro y toda la tribu, observo el sexo del heredero. Las danzas se detuvieron, las armas besaron el suelo y los ruidos lujuriosos se aplacaron, pero ya el firmamento, había dictado juicio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario


MusicPlaylistRingtones
Create a playlist at MixPod.com