1/8/09

Madre artificial

En el siglo veinticinco los terrícolas comenzaron a mandar desechos tóxicos al espacio exterior en naves espaciales. Los cuales quedaban flotando en contenedores y vagaban por la galaxia. En la época otoñal lanzaron un experimento genético fallido al área de desperdicios intergalácticos. Esta capsula contenía dos cadenas de DNA alteradas en laboratorios para crear unos clones con habilidades de algunas especies del mundo animal. Pero por alguna razón estos genes no se unían adecuadamente y el fruto no era posible. Este hecho reforzaba la teoría de que dos especies diferentes no pueden procrear. Fallando claramente la hipótesis que a nivel molecular y con ayuda de la clonación e inseminación artificial; podría ser posible.

Esta capsula flotaba entre el material radiactivo hasta chocar con el escombro de un satélite. El liquido que mantenía conservadas a las cadenas moleculares salio al exterior y vago con estas hasta posarse en un charco de una sustancia verde fosforescente que emergía en medio de los escombros. La mezcla de estas dos sustancias activó una mitosis y meiosis entre las dos cadenas hasta evolucionar en dos seres unicelulares. Creando una reacción atmosférica de índole magnética que creaba capas de desechos alrededor de la sustancia. Hasta que se formo una esfera sólida que giraba sobre su propio eje. Mientras en el interior de este planeta que nacía los dos seres unicelulares nadaban en el núcleo de este globo terráqueo; persiguiéndose hasta que uno penetro en el cuerpo del otro. Implantando una especie de cigoto el cual se adhería a una de las capas tectónicas del núcleo como si el interior del planeta fuera un útero.

Ese pedazo de vida seguía moldeándose y alimentándose de los minerales que se estaban formando en el subsuelo. Dado que entre los escombros también se encontraban meteoritos atraídos por la fuerza de gravedad los cuales abrieron la superficie dejando emanar material radiactivo en explosiones volcánicas creando cambios atmosféricos. El hielo de los meteoritos se derritió dejando fluir agua. El liquido radiactivo creo un área árida donde comenzó a caer lluvia acida de las nubes de humo de los volcanes. Durante un año se desarrollaron un par de fetos por completo dando paso a terremotos dividiendo la tierra de las aguas. Como contracciones de este neo-satélite del sol. Este movimiento sísmico quebró la membrana del centro del planeta artificial fluyendo la lava que protegía a los bebes expulsándolos a la superficie.


Uno salio por el hemisferio occidental y el otro por el oriente. Estos dos infantes colosales al caer de los aires; uno formo varios cañones al decender cual felino sobre sus cuatro extremidades y la otra criatura retorno a las aguas como piedra al vacío creando maremotos. Esta al darse su primer baño recién nacida; las impurezas de su piel crearon las sales dando origen a los mares. Comenzaron a gatear mientras uno socavaba los océanos, otorgándoles profundidad hasta llegar a la orilla. El otro iba creando las montañas con su vaivén hiperactivo. Hasta que en su peculiar éxodo se encontraron y empezaron a jugar hasta quedar exhaustos. Sus tropiezos y movimientos torpes crearon un gran número de desniveles en el terreno estableciendo todo tipo de topografía hasta quedarse dormidos.

Al siguiente día al despertar estos dos pequeños titanes empiezan a sentir hambre. Su gran curiosidad los lleva a explorar los alrededores en busca de alimento. En su recorrido el varón se evacua sobre el suelo infértil dejando un sendero de estiércol. Este al descomponerse da origen a la vegetación la cual va invadiendo gran parte del territorio como una enredadera que llena de verdor el caótico paisaje. Siguieron su travesía hasta el lugar donde los volcanes radiactivos y los de lava convergen en ese momento la colosa empieza a llorar manifestando que la falta de comida la atacaba sin piedad. Sus lagrimas al caer sobre la tierra produjeron los ríos que eventualmente encontraron sus causes. Ante esto su compañero la abraza y le da besitos en sus regordetes pómulos mientras comenzaban a jugar con tierra en las cercanías de los ríos. Hasta que hirieron a su madre en la corteza de la cual mano agua dulce.

Los pequeñuelos se volvieron locos perforando el terreno fundando una especie de parque acuático al cual le bajo la presión de agua y solo quedaron charcos, lodazales y lagos en aquel lugar. Después de tan refrescante momento continuaron su camino con alegría hasta dar con un enorme contenedor metálico que estaba incrustado en el suelo. Su asombro era acompañado por erupciones volcánicas de los alrededores como si el planeta celebrara su hallazgo. En el interior del recipiente se encontraron con su futura ambrosía esa sustancia fluorescente que les otorgo la vida. Dieron comienzo a una torpe carrera hasta el lugar que se erguía como un enorme pezón dispuesto a ser engullido por el gigantesco par de bebes.

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