25/12/09

El banco

Este banco es testigo de celos sin sentido
de fantasmas y duendecillos que oprimen el corazón.
Queman e inquietan el interior, nublan el pensamiento,
siembran confusión en una danza de pasión.

Rodeado de hojarasca otoñal, inerte en una plaza
a sopesado cuerpos y presenciado hazañas.
Inviernos, veranos y grabados que lo marcan.

Y hoy tu estás sentado en ese banco
con las sienes palpitando, solo sin estarlo.
Las musas timidas observando en un cerco cual estrado
sin decir palabras saben lo que a pasado.

Tormento grácil se posa a tu lado, ¡acto de dos caras!
Espanta las aves, rivales admiradoras
y juega con la pelota de estambre de tu persona.

Te suavizó, te endulzó y se fugó.
La brisa fria te azotó, te despertó.
Estas solo en el banco no te surcan más ojos.
Te gusta y la odias que se busque otro malecón.

21/12/09

Amor

La carga alivia y de luz llena el camino
se puede acabar el mundo
cuando esta contigo.

Despiertas y vez tu reflejo en el espejo,
respiras aires nuevos.

Brillas de forma estraña
como un infante colosal
en un parque de juegos.
Felicidad pura, la inocencia retorna.

Realizado pero frágil como mosca
en las fauces de una planta insectívora.

¿Cuánto durará el hechizo? ¿será eterno?
Mientras la gillotina no te rebane el pescuezo;
disfruta del suceso.

Alguien Especial

Perfume suave y sutil
cebo etéreo que me atrae.
Voy tras el aroma delicado
de aquellos cabellos de ángel.

Doy con la figura embriagadora,
oculto en los más oscuros senderos.
La besan los rayos plateados de la luna
y la muerden mis parpados abiertos.

El brillo en la penumbra
le advierte del sigilo.
Esconde sus tesoros
en un reflejo instintivo.

Se mete al agua y me retiro
entre las sombras más negras.
Dirá que fue alguna fiera de aquel paraje
en busca de saciar su hambre.

El camino se difumina a mis espaldas
ya no hay arbolada solo faroles
y una vía de brea.
Ahora me pierdo en la frívola ciudad.

Pero ese perfume único y natural
me persigue cada noche.
Es tierra y mar, mujer desligada de lo común.
Alguien especial.

Pobre Inocente

Ser incomprendido un ente vacio.
El amor lo repele pues no lo comprende.
Gente afectuosa, abrazos y besos.

Niño con llave
llega al hogar y no hay nadie.
El trabajo es mas importante.
Lo seco lo obsorbe y no lo sabe.

Se siente raro cuando lo miman
¿Porqué lo hacen? ¿Que siento?

Lo reduce, lo lastima
se percibe débil y avergonzado.
Joven inhumano no sabe como responder
a la calidez que en sus allegados no ve.

Es algo nuevo que abre su mente
!Si esto es amor los míos no me quieren!
En el bloqueo mental la rechaza.
La quiere pero ella no lo entiende.

Bestia incivilizada.
Pobre inocente.

Mas vale Bárbaro que Principe con Plumaje

Maldita princesita de sesos aguados;
llena de cliches lo vez todo rosado.
Otra vez tropiezas con la realidad;
lo que buscas solo en sueños hallarás.

La bruma se disipa y vez la verdad.
Tu amor de realeza tiene lo mismo que un jefe tribal.

Cara tierna y manos bellas...
Sonrisa deslumbrante...

Te cegaste varios meses,
Su honestidad se torno crueldad.
Te dolía porque no decía lo que deseabas escuchar.
Princesa; solo eso, pero enana fue el primer gesto a enhebrar.

Al natural te vez mejor; decía...
Solo por no decir no te sabes maquillar...

Pero querias saber por que el amado decia eso tan bonito.
Insistías y cuestionabas con ojitos de alegre corderito.

Que te tratara como mujer que no eras una niña.
Sin embargo cada vez que salían un peluche querías.
La fiera invocaste y temblaste como infante
desde entonces de cariño le dijiste salvaje.

Preocuparse por ti...
Acaso es infantil...

Es amor sin palabras cursis
que no quisiste ver.

Regalos y dinero para pagar por tus caprichos.
Que eso hace un caballero.
Mujer moderna a conveniencia
le absorbes el dinero.

Cada cual paga lo suyo...
No te da vergüenza...

Enana, pequeña
en el fondo sabes que fuiste su reina.

Sus defectos con los dedos contaste
y al tiempo de rodillas regresaste.
Tarde razonaste
que mas vale bárbaro que principe con plumaje.

23/9/09

Tierra y Cielo

Se guarece entre los montes en medio de la tormenta.
Rejuveneciendo a los altivos pinos bajo su gris mirada.
Se estremecen ante sus frías lágrimas
Que saturan lo más recóndito de su arcaico ser.
Hasta que el verdor de sus mejillas reluce de placer.

Sus Truenos la queman en un acto sadomasoquista
Que recibe sin queja aunque le arranquen piedras.
La inunda con sus torrenciales diluvios.
Impregnándola de olores eróticos
Hasta que se sacian el uno al otro.



La calienta el celestial varón
Con su sonrisa deslumbrante entre nubarrones
Que difuminan su gesto tosco al oír los trinos de su amada.
Le seca los rincones con el tibio beso que la explora
Cada claro cual rayo de sol.

Se disipa y la observa absorto
Mientras los verdosos poros de la tierra
En un escalofrío tratan de alcanzarlo.
Derrámate; no te vayas.
¡Sígueme mojando!

21/9/09

Analgésico para un alma sola

El ruido en la soledad
Es la resonancia de la sociedad
Que en su grasosa inmundicia
Eres rocío que no se mezcla.

Corres como un río cristalino
Que desemboca en un charco de aceite.
Te paseas entre ellos como un ente invisible
Único en su clase en un mundo de clones
Quienes como simios imitan lo que esta en uso.

Eres el paria de la mayoría y hay mucha mierda en ese pozo.
Las alimañas se retuercen de gozo en la porquería
Su vida plástica que va camino a la cañería.
Eres excluido como alimento no digerido.


En un imán forrado de clavos
Eres el que no se aferra a las ataduras
De esa piedra atrayente llamada costumbres.
Entre tanto metal magnetizado estas hecho de látex.
Descartado para ser la diferencia y libre de lo cotidiano.

Y ese sonido de bullicio y maquinaria
Es el velcro que te adhiere la cordura
Que aleja al silencio del aislamiento, la locura.
Analgésico para un alma sola.

6/8/09

Exodo Florecido

Del encierro emigro desorientado
Como bestia que retorna de donde fue arrebatado.
Lo tengo todo pero como lo hago
Rompí las cadenas pero entre los míos soy el más manso.
Como una moneda tengo un lado incivilizado.

La burbuja por fin estallo y corro como caballo
Desbocado sin rumbo cual flecha de arquero bizco.
Ante tan inmenso blanco me da lo mismo el desatino.
Comencé un viaje y queme el boleto de regreso
Al carcaj no vuelvo en otras tierras me siembro.


A ver si florezco como la hiedra libre y devoro las cercas que me limitan
Atrás dejo la planta que nació entre piedras en mala tierra.
Del fruto forjado con mis manos se alimenten las aves
Que sus espíritus se aniden en mi arte con agrado
Que su melodía me sustente y me den ánimo.

Que propaguen la semilla de mi trabajo y atraigan a otros pájaros.
Sus trinos me hagan robustecer hasta poder nutrir a mis propios vástagos.
Un machete puede desmenuzarme pero mi voluntad reverdece
Con la ayuda de los que aman lo que se gesta con mis nobles brazos.
Cada rama un medio del que brota un producto distinto pero por todos siento lo mismo.

Los quiero con pasión porque son hijos de mi expresión
Cada jugosa obra es un pedazo de mi razón.
Compartimos la misma piel el mismo corazón.
Les regalo un cuerpo con cada pintura con cada prosa
Son mis emociones plasmadas en mi creación.

5/8/09

Premio Creatividad Literaria

Desde el blog Tlacotzontli me envían este premio. El cual me sorprende dado que en literatura me considero un novato con ganas de aprender más de este medio escrito. Gracias Ahuizotl por tomarme en cuenta para este reconocimiento.


Ahora pasamos a las reglas que son:


Nombrar al blog que otorgo el premio y elegir a cinco blogs que lo merezcan y notificárselo en sus blogs.

Mis nominados son:

ESCRITOS DE AZAHARYS


Continuara...

3/8/09

One Lovely Blog Award

Desde el blog Escritos de Azaharys me llega este premio. Las reglas son: publicarlo en tu blog y otorgarlo a quince blogs que creas que se lo merecen.




Muchas gracias, Mabel.


Ahora mis nominados son:


ESCRITOS DE AZAHARYS

Continuara...

Premio a la Amistad

De la mano de Mabel y su blog Escritos de Azaharys me llego este premio a la amistad. Muchas gracias a ti y tu espacio por bridarme su amistad.

Ahora las reglas son nombrar al blog que lo concede y elegir a diez blogs que lo merezcan y notificárselo en sus blogs.


Mi lista de blogs elegidos:

ESCRITOS DE AZAHARYS

SENTITE COMO EN MI CHACRA

Continuara...

1/8/09

La nave de la basura

Mientras esto acontecía en el espacio en nuestro planeta la NASA se preparaba para un nuevo lanzamiento. Los camiones de basura apilaban los desechos de toda clase en un enorme vagón el cual era más de la mitad de la estructura del transbordador próximo a partir. Estas naves estaban hechas para contener una cantidad equivalente a una docena de vertederos terrestres. Este procedimiento surgió porque no había espacio en la Tierra para la basura y demás porquerías. Anualmente era enviado un transbordador para soltar el contenedor en el sector de desperdicios intergalácticos. Pero este año al piloto y sus compañeros recogedores de basura les esperaba una gran sorpresa pronto se arrepentirían de haber hecho un asociado en ciencias espaciales. Para poder tener licencia para conducir la nave de la basura y convertirse en una subclase de astronautas especializados en el manejo de desperdicios.

Ese día en El cabo cañaveral II una remodelación de la antigua base del estado sureño de Florida ahora con tecnología mas actualizada. Llegaron a esos predios los cinco miembros del equipo que irían a depositar los escombros al vertedero espacial. El mismo consistía de tres hombres y un par de mujeres. Los cuales dentro de una sala de espera adyacente a la torre de lanzamiento comenzaron a interactuar. —Hola; soy Rowen Táramos y seré su piloto en este viaje. —Dijo el fornido Afroamericano para ir rompiendo el hielo. —Mucho gusto. >> Yo soy Lymeris Dángel y este será mi primer viaje por asuntos de trabajo. >>Obviamente e viajado anteriormente, pero por otros motivos. —Se expreso altanera la mujer de rasgos orientales. —Ah!!... si; preciosa que motivos te han llevado al espacio sin contar con la presencia de un hombre como yo. >>Por cierto me llamo Estefano Graus un placer conocerle Lymeris. —Articulo con una mirada lasciva antes de terminar besándole el dorso de la mano a la oriental.





Ante esto la mujer de descendencia japonesa muestra el filo de su katana y el joven europeo traga hondo alejándose a una distancia prudente de Lymeris. —¿Quien es el muchacho antisocial que esta sentado en el suelo? —Pregunto una seductora petite de pelo negro y ojos de jade. —Es mi hermano menor Adam siempre anda en otro mundo. —Contesto instantáneamente Estefano. —Qué dices... tú; el que ¡Como gigoló se moriría de hambre! —Exclamo el menor de los hermanos Graus mientras se quitaba los audífonos de su ipod. >>Entiendo que me miren con asombro se deben de preguntar; como puede ser él… familia de ese esfínter parlante. —Dijo burlón Adam. >>Tú la enana bronceada de ricos pechos no me mires como un pedazo de carne por ser un Graus no significa que sea un troglodita como mi hermano mayor. >>Conmigo pon a funcionar tu cerebro. —Le comento desafiante sin bajar la mirada de la cara de la joven latina. —Bueno amargado me es claro que Estefano es un cerdo con solo mirarlo pero el no es la única bestia. >>Por lo que veo ahí una que no ah sido domada y por eso es un imprudente. —Dijo molesta, la guitarrita hispana. >>Me llamo Mariel Enzor y por lo que observo el viaje nos va a sentar mal a varios. – Se expreso decepcionada mientras se apoya a la pared cruzada de brazos.

A todo esto el piloto dice a carcajadas…
—Definitivamente este será un viaje muy interesante. >>Señorita Dángel si no le molesta puede sentarse para continuar con la charla. —Se dirigió con una sonrisa en el rostro el piloto Táramos. La esbelta mujer procede a sentarse en uno de los sofás de cuero blanco de la sala. Sin soltar su querida arma blanca la cual no ha sacado de su vaina estudia al moreno piloto con una mirada dura que lo va juzgando. —Bueno, yo me voy a buscar un lugar para desayunar antes de partir. >>Adam quieres algo. —Pronuncio antes de retirarse Estefano. —Por ahora no pero podrías surtirte de comida espacial por si se nos abre el apetito durante el viaje. —Contesto con desgano Adam mientras se volvía a ponerse los audífonos.

En ese instante las miradas de Lymeris y Estefano se cruzan. Ella expresando un odio como si pudiera matarlo con su mirada que embruja y a la vez lo intimida. —Eeeh… me voy. >>Nos vemos al rato compañeros. —Titubeo nervioso Estefano. Estefano Graus traspasa lo más rápido posible la entrada que se encontraba flanqueada por los más jóvenes y malhumorados del grupo. Mariel a la izquierda de pie mirando al causante de su descontento mientras al lado opuesto sentado en el piso estaba Adam con un bulto a su costado al tiempo que escuchaba un poco de Metal en su ipod.

Madre artificial

En el siglo veinticinco los terrícolas comenzaron a mandar desechos tóxicos al espacio exterior en naves espaciales. Los cuales quedaban flotando en contenedores y vagaban por la galaxia. En la época otoñal lanzaron un experimento genético fallido al área de desperdicios intergalácticos. Esta capsula contenía dos cadenas de DNA alteradas en laboratorios para crear unos clones con habilidades de algunas especies del mundo animal. Pero por alguna razón estos genes no se unían adecuadamente y el fruto no era posible. Este hecho reforzaba la teoría de que dos especies diferentes no pueden procrear. Fallando claramente la hipótesis que a nivel molecular y con ayuda de la clonación e inseminación artificial; podría ser posible.

Esta capsula flotaba entre el material radiactivo hasta chocar con el escombro de un satélite. El liquido que mantenía conservadas a las cadenas moleculares salio al exterior y vago con estas hasta posarse en un charco de una sustancia verde fosforescente que emergía en medio de los escombros. La mezcla de estas dos sustancias activó una mitosis y meiosis entre las dos cadenas hasta evolucionar en dos seres unicelulares. Creando una reacción atmosférica de índole magnética que creaba capas de desechos alrededor de la sustancia. Hasta que se formo una esfera sólida que giraba sobre su propio eje. Mientras en el interior de este planeta que nacía los dos seres unicelulares nadaban en el núcleo de este globo terráqueo; persiguiéndose hasta que uno penetro en el cuerpo del otro. Implantando una especie de cigoto el cual se adhería a una de las capas tectónicas del núcleo como si el interior del planeta fuera un útero.

Ese pedazo de vida seguía moldeándose y alimentándose de los minerales que se estaban formando en el subsuelo. Dado que entre los escombros también se encontraban meteoritos atraídos por la fuerza de gravedad los cuales abrieron la superficie dejando emanar material radiactivo en explosiones volcánicas creando cambios atmosféricos. El hielo de los meteoritos se derritió dejando fluir agua. El liquido radiactivo creo un área árida donde comenzó a caer lluvia acida de las nubes de humo de los volcanes. Durante un año se desarrollaron un par de fetos por completo dando paso a terremotos dividiendo la tierra de las aguas. Como contracciones de este neo-satélite del sol. Este movimiento sísmico quebró la membrana del centro del planeta artificial fluyendo la lava que protegía a los bebes expulsándolos a la superficie.


Uno salio por el hemisferio occidental y el otro por el oriente. Estos dos infantes colosales al caer de los aires; uno formo varios cañones al decender cual felino sobre sus cuatro extremidades y la otra criatura retorno a las aguas como piedra al vacío creando maremotos. Esta al darse su primer baño recién nacida; las impurezas de su piel crearon las sales dando origen a los mares. Comenzaron a gatear mientras uno socavaba los océanos, otorgándoles profundidad hasta llegar a la orilla. El otro iba creando las montañas con su vaivén hiperactivo. Hasta que en su peculiar éxodo se encontraron y empezaron a jugar hasta quedar exhaustos. Sus tropiezos y movimientos torpes crearon un gran número de desniveles en el terreno estableciendo todo tipo de topografía hasta quedarse dormidos.

Al siguiente día al despertar estos dos pequeños titanes empiezan a sentir hambre. Su gran curiosidad los lleva a explorar los alrededores en busca de alimento. En su recorrido el varón se evacua sobre el suelo infértil dejando un sendero de estiércol. Este al descomponerse da origen a la vegetación la cual va invadiendo gran parte del territorio como una enredadera que llena de verdor el caótico paisaje. Siguieron su travesía hasta el lugar donde los volcanes radiactivos y los de lava convergen en ese momento la colosa empieza a llorar manifestando que la falta de comida la atacaba sin piedad. Sus lagrimas al caer sobre la tierra produjeron los ríos que eventualmente encontraron sus causes. Ante esto su compañero la abraza y le da besitos en sus regordetes pómulos mientras comenzaban a jugar con tierra en las cercanías de los ríos. Hasta que hirieron a su madre en la corteza de la cual mano agua dulce.

Los pequeñuelos se volvieron locos perforando el terreno fundando una especie de parque acuático al cual le bajo la presión de agua y solo quedaron charcos, lodazales y lagos en aquel lugar. Después de tan refrescante momento continuaron su camino con alegría hasta dar con un enorme contenedor metálico que estaba incrustado en el suelo. Su asombro era acompañado por erupciones volcánicas de los alrededores como si el planeta celebrara su hallazgo. En el interior del recipiente se encontraron con su futura ambrosía esa sustancia fluorescente que les otorgo la vida. Dieron comienzo a una torpe carrera hasta el lugar que se erguía como un enorme pezón dispuesto a ser engullido por el gigantesco par de bebes.

Usurpador

En la sala del trono se encontraba el Rey Silcar, sumido en sus más profundos pensamientos. Cuando el Senescal Ragaz, hace acto de presencia con su armadura del color de las cenizas. Através de su yelmo; solo se divisa, una mirada fría y seria que intimida, con esos ojos del color del luto universal, ese violeta intenso. En su interior se complace de ver a su tío, tan sufrido e infeliz. ((No se que lo agobia tanto, sea lo que sea, lo mantiene distraído y me ah facilitado el camino hasta este momento. El pez ya esta en las zarpas del oso, es hora de arrancarle la cabeza. Pues mis fauces ansían disfrutar del crujir de su final.)) —Pensaba el sombrío senescal, mientras anda a paso lento sobre la larga alfombra del Salón.

Al fondo yacía el rey en su letargo; con su figura triste, mirando hacia la nada, con una copa de vino en sus manos. Vestía una lujosa toga del color de los pinos, hecha con seda, decorada con terciopelo negro. Llevaba brazaletes de plata, con piedras de esmeralda incrustadas, que hacían juego con la codiciada corona. Silcar lleva la tosca copa de acero, a su boca y termina de tragar, el fino licor tinto. Desvía su deprimente mirar; hacia la entrada del salón del trono y ve a su sobrino, del cual no había sentido, presencia alguna hasta ahora. —Que noticias nuevas me traes del reino, mi apreciado sobrino, Ragaz de Másibal. —El rey se expreso con un gesto negativo, pues últimamente, las cosas no andaban muy bien en el reino.

—Bueno; su excelencia, se rumora, que en el reino se esta levantando una revuelta armada, en su contra. >>El pueblo esta disgustado, pero no se porque puede ser, yo solo seguí sus ordenes, temo por su seguridad mi rey, deberíamos llamar a la guardia a este salón—. —Le informa Ragaz, al soberano, ocultando la satisfacción que le da el giro de la situación—. —Como siempre preocupándote por este viejo tonto mi querido Ragaz, desde que llegaste hace unos años estas cuidándome, estoy de acuerdo, llama a la guardia—. —Dice Silcar, con un tono calido y sincero a su sobrino. En ese momento un puñal se levanta, el rubí de su pomo, evoca la sed de sangre. El rey, ante la traición, se le parte el alma.

En su físico el corazón colapsa, ante la fría caricia del metal, sus ultimas lagrimas ruedan, ante su verdugo, el cual se quita el yelmo ante su tío, que muere con una expresión de sorpresa en su faz. Ragaz suelta una diabólica carcajada, mirando el techo y su capa bermeja junto a su cabellera, se menean altivas ante el cadáver. Se vuelve a colocar el monstruoso yelmo y de un agarrón, tira al difunto al medio de la sala, para sentarse en el trono de Halandir. En eso llega al salón; una mujer madura, la cual se emociona, al ver a Ragaz en victoria. Era la princesa Greisha, la madre del asesino. La señora va veloz hacia su hijo, dándole la vuelta al desdichado cuerpo, de su hermano.

—Hijo mío que los dioses te den su bendición—. —Expresa Greisha con la intención de abrazar a su malévolo descendiente. Pero lo que recibe es una daga, que le abre el vientre, que trajo al mundo semejante aberración. La mujer cae de bruces sobre Ragaz. —Lo siento perra traidora, pero a alguien tengo que culpar, de la muerte de mi honorable tío—. —Se disculpa con hipocresía, el senescal de Halandir. Levanta a su progenitora como un pedazo de carne ensartada y la coloca sobre el fallecido rey. Agarra la mano de su tío y la coloca en la empuñadura del arma.



Seguido, sostiene su puñal y hace lo mismo con el brazo de su madre. Dejando una escena improvisada, de un fratricidio real. —Perfecto; la ramera, de mi madre, a matado a mi querido tío. >>El cual tuvo el vigor, suficiente, para vengarse antes de espiar. >> Que emoción, me han conmovido, PAR DE IMBECILES!!!—. —Dice Ragaz, en medio de un monologo, totalmente sarcástico. Se arrodilla y comienza, la gran actuación.

La guardia llega al lugar y encuentran a Ragaz; llorando, desconsolado, ante el trágico suceso en un acto de descarada falsedad. Entre los guardias, ya había varios isleños de Másibal, que ya estaban advertidos de la jugada, incluso los alabarderos de la sala. Eran una docena de caballeros; que perplejos tratan de asimilar, lo que ven sus ojos, a diferencia de los bárbaros, cómplices del senescal. Parecía que en los mares del oeste de Edrest, eran dados, al buen teatro. —Pero señor senescal; que ha ocurrido, en este lugar, en nuestra ausencia—. —Pronuncian a coro, una facción de los guardias, en un tono apesadumbrado. Los guardias que flanqueaban la puerta, levantan a un afligido y engañoso Ragaz, para guiarlo hacia el trono.

Algunos guardias, procedieron a ver el fatídico desenlace. Mientras los otros, comenzaron a cuestionar a Ragaz. —¿Que paso señor? ¿Como sucedió, tan atroz tragedia?—. —Le pregunta un guardia, queriendo verle una causa al momento. Ragaz no contesta, se ve sumido en la desesperación y totalmente consternado. Solo sus subalternos, sonríen de manera extraña, tal vez porque saben que todo es una farsa. El senescal enmudece, pero un guardia leal a el, interviene.

—Yo escuche unos gritos, pero tenia ordenes del Rey Silcar, para no entrar a la habitación. >>Antes de eso lo vi muy disgustado, venia de la habitación de su hermana. >>También vi como la princesa de Halandir; corría a la habitación de este, la quise detener, pero no me quiso escuchar, paso todo muy rápido. —Ayuda el bárbaro, al heredero del jefe tribal. A lo que Ragaz, reacciona con un mirar endiablado y saca su enorme espadón. De un revés descomunal, le destroza el cráneo a su aliado. Mientras el cuerpo del guardia desciende al suelo, el colérico senescal, coloca su espada bastarda, en la enorme vaina que carga en su espalda.

—POR TU CULPA INEPTO, MIS SERES QUERIDOS AHORRA ESTAN MUERTOS!!!—. —Ante esto todos en el salón; reflejan unas caras de asombro, inclusos los isleños, al ver como mata a uno de los suyos. >>La enfermedad que agobiaba a mi madre, al final derroto a su mente. >>La locura del fuego que la dominaba, fue tan intensa, que incluso destruyo a mi bien amado tío, el rey de Halandir. —Declara Ragaz, comenzando un andar torpe y acongojado. El senescal tropieza y queda sentado en el trono, tallado sobre una sola pieza de mármol blanco. Los caballeros reunidos; se postran a los pies de Ragaz, arrodillados aclaman al nuevo soberano del reino, el Rey bárbaro, Ragaz de Másibal.

Alumbramiento

En una isla al oeste de Edrest, se oculta una tribu, entre malezas y allí dentro de una gran choza de hierbas secas, estaba una mujer en medio de un parto. El Jefe tribal; estaba ansioso, ante la aproximación del alumbramiento de su primogénito, en esta noche de luna llena, donde la brisa brillaba por su ausencia. En el ambiente vaporoso, se oía el pujar de la futura madre mientras una shaman la atendía. —AAAH!!!—Gritaba desgarradamente, la esposa de Gazán—. Mientras, Rontas la shaman le colocaba un paño con agua en la frente. — Puje que ya se le ve la cabeza al bebe—. —Le dijo Rontas en un dialecto arcaico.

Los quejidos de la mujer en labor llegaban a la plaza ceremonial, donde la tribu a son de tambores y maracas, celebraba el acontecimiento. Mientras hombres y mujeres de piel broncínea, danzan con armas en mano, en una especie de simulacro bélico. Otros sostienen orgías, en casuchas aledañas en honor al futuro heredero. Entre ruidos tan diversos; desde musicales, crujir de aceros y gemidos de placer, nació Ragaz. La luna se ocultaba de las miradas de la tribu no augurando nada bueno para el que iba a nacer, ella debería ser la primera en observar al bebe. Sin embargo al asomar la cabeza las nubes dejan que un rayo de luz se abra paso hasta la criatura.


Al estar completamente fuera del útero de su madre, la luna ya se mostraba por completo, con un color rojo, propio de los eclipses de ese astro. El augurio no podría ser más beneficioso. Seria un gran guerrero. Rontas; empezó a lanzar plegarias y reverencias, pues la criatura nació, con una señal profética que lo ligaba con las sacerdotisas del Templo rojo. El recién nacido, surgió del interior de su madre, bañado en sangre y colérico. La comadrona, le pica el cordón umbilical, con una piedra afilada y ata el sobrante con unas cuerdecillas de cuero.

Rontas, llama al cabecilla, para que viera el prodigioso momento. Gazán entra a la choza y lo que ve lo deja en un gesto agridulce. Le puso de nombre, Ragaz a su retoño, que significa “portador rojo” en el dialecto de la tribu. Ese nombre, junto a ese rayo de luz rojiza, sellaban su destino. Gazán; tomo al bebe en brazos y lo llevo al centro de la plaza, lo alzo ante el sangriento astro y toda la tribu, observo el sexo del heredero. Las danzas se detuvieron, las armas besaron el suelo y los ruidos lujuriosos se aplacaron, pero ya el firmamento, había dictado juicio.

31/7/09

Icaro al Sol


Hoy regresas a mi y me das la cara.
Retornas para abrirme un portal de la nada.

Un camino…

Una senda que dejamos incompleta.
A medias en el tiempo esperando este momento.

Vuelves a llenar el cántaro vacío,
Donde estuviste desde que tengo conciencia.
O será un encuentro pasajero
Para recordarme que alguna vez fue azul mi cielo.
Dejaste que me acostumbrara al blanco y negro.

Hoy vuelvo a tenerte en mis manos y no pienso dejarte escapar.
Contigo alcanzare viejas cumbres y lo que haya más allá.

Algún obstáculo…

Alguna prueba que superar juntos.
Sin mucha ambición para no volver a ser un Icaro al sol.

Y destrozar mis propias armas,
Las que cree con pasión.
Por que los logros me cegaron hasta quemarme
Delante de la barrera incandescente.
Colapse hasta el fondo en mi propio Armagedón.

Carbonizado cual meteorito.
Me has encontrado en las tinieblas.

Un Icaro sin alas…

Con meses y años tramando.
Como reconstruirte para vengarse del astro fogoso.

Saltare por encima del sol,
Con estas alas de fuego que te emulan.
No soy un fénix solo un Icaro que con cada golpe se perfecciona.
Que va en pos de la próxima bola de fuego.
Si eh de morir quemado será por mi propio ardor.

Porque eh trasmutado como hijo de Ra.
Seré mi propia lumbrera.

Alcanzare la meta…

El objetivo de que mi carroza
Seas tú el que me lanzo al vacío: El sol.

Solo entre Fragatas


Brisa que me acaricia en la soledad
Lleva mi lágrima en tus caminos oscilantes
Hacia alguna nube a acongojar
Que sea mi portavoz de ropajes nublados
Eh informe que en mi alma esta lloviznando.

Aunque mi rostro este soleado
Y mi calidez agriete a más de una
Mi torrente no se derrama sobre ellas
Su sed de mi no eh de saturar
Pues ya lloro por otra.

Viaja nubarrón mensajero y mójala
Hasta que en ti me reconozca
Que tus cristalinas palabras la estremezcan
Como húmedos dedos que la tocan
Que beba cada salada gota.

La tristeza la desnude sin quitarse las vestiduras
Y cada trueno le saque una respuesta,
Un porque a mis dudas.
Señor gris tráeme aunque sea sus palabras
Para saber si debo mirar otras fragatas.

Sin remordimiento empezar otra ruta náutica
Y quemar con el brillo de mis soles otra proa
Que quiera que me agarre fuerte de su popa
Mientras lamo sus costas, me disipe la angustia
Y navegue en la inmensidad de mi corazón hasta que se hunda.

El otro yo


Fuego que me consume brota de mí runa.
Un furor que crece en el corazón.
El karma que me rodea como el viento lo aviva.
Se expande y quema al que se arrima.
Me calcina la esencia mi ahogada ira.

Tierra muerta…

Tierra herida…

Me rodea la ruina y la gente perdida.
Es la noche eterna de la humanidad.
Sin astro que guíe en la oscuridad.

Pero su vista ve claridad, en la guerra ven paz.
La putrefacción es democracia.
El defensor del código nos aplasta.
Una corte de rapiñeros nos fastidia.
Ahí tanta mentira que la verdad es paria.

Si suelto mi flama aplicaran su justicia.
Justicia calibrada a su conveniencia.
La caja de Pandora de mi cabeza,
Encierra el aguijón de esta mantícora.
Bestia antropófaga y anarquista.

Que esta en hambruna.
Deseosa de devorar la infamia.
Trágate este mundo y se mi luna.
Que de tus heces surja el sol de un nuevo día.
Como genio retornes al final a la lámpara de mi voluntad.

Para que respires mi armonía…

Nuestra prosperidad…

Mantícora duerme en el aposento de mi ánimo.
Que tu rugido no se escuche en años.
Gracias por ser mi descontrol, el otro yo.

Apocalipsis en el Olimpo

Astro rojo y marcial
Que tiñes el mundo de vino tinto.
En las noches donde los corderos se tornan machos cabrios.
Cuando Baco y Ares hacen fiestas es porque tu luz nuestra frente besa.
La luna cual ramera se ciñe de tu color febril las caderas.
Embestir el aguijón del escorpión es la condena.
Lobo cornudo saturado de violencia
Hechizado por Marte se desboca y va por ella.
Sentimental crustáceo que esta noche lo envenena.
Va ciego hacia la trampa y su corazón revienta.

Ambiente cargado en la penumbra,
La mar picada hambrienta de rocas como caldera rabiosa
Y el lucero que te refleja es dueño de la zona.
El desorden es la orden; no hay paladín en esta corte.
El licor navega en nuestras venas no hay decoro ni vergüenza.
Los belicosos brios son nuestra ofrenda de pánico, el himno gutural.
Escarlatas carnes delicadas al descubierto corren por la ciudad.
Saqueos, ultrajes y guerras surgen como lava etérea
De los parpados del infernal cielo que nos caldea.

Un intenso Apocalipsis abraza la Tierra.
Será pesadilla o borrachera.
Solo se que en este caos brilla la punta de mis miserias.
Mientras oigo heavy metal paseándome en una acera.
Orgia urbana en el seol de la existencia.
Entre ruinas cuerpos de fuego danzan y otros de sangre se bañan.
Las aves de rapiña rondan en surcos el maligno cosmos
En medio de un orgasmo te arrancan el par de ojos
Y el viento fétido y nauseabundo todo lo impregna.
Mis vestiduras ya no tienen sentido soy un feto en aborto inducido.

Desnudo en la avenida con ipod y cuchillo
Me abro paso entre carros comprimidos en olas de cadáveres
Como el que persigue el celaje de la muerte.
Soy como el carnero voy terco hacia adelante
Aunque gente agonizante de mi cuerpo se agarren.
Con el arma de carnicero de las lianas humanas eh de desligarme.
Siento como afrodita me humedece el unicornio en forma mortal.
La jalo de los cabellos con el guerrero no quiero duelo.
De un grito me soltó y que se chupe mi reproductor.
Ya no mas Rock and Roll este cabro al monte desfilo.

Me desvío por el paseo y a un matorral me meto.
Maldigo a los cardos ¡porque no me traje a Venus!
Claro mejor un abrojo a que Ares me deje eunuco.
Y el gran espejo sangriento me contempla mientras trepo un árbol.
Mi hombría dolida se va tambaleando mientras mi boca el acero saborea.
La Tierra en bacanal tiembla y el líquido sanguíneo no la deja sedienta.
De la rama me caigo y un trueno me despierta.
Todo fue un mal sueño después de una juerga.
No estaba bañado en sangre y apestaba a cerveza
Y la luna sonriente por mi ventana se cuela.

Polifacético y Ciega trágica


Con el cincel de mi intelecto,
Voy a esculpirte un filtro nuevo,
Para que destiles un aire puro,
Que afloje tus seguros cardíacos,
A ver si así penetro como plaquetas,
Y cuajo tus miedos que son heridas de fracasos.

Con el pincel de mis porfías,
Plasmare las emociones perdidas,
En ese blanco de tu indiferencia con mi paleta,
De mil colores que ponen rojas las mejillas de tu careta,
Haré brillar esas dos gemas con cada trazo con cada gesta,
Todo sea por delinear la luz de tu sonrisa en una obra eterna.

He de hacer bocetos de momentos,
Para perfeccionar el dibujo de lo nuestro,
Y los no gratos los desecho al basurero del olvido,
Quizás mi arte no aprecies con ojo clínico,
Pero al menos al detalle dale su valor,
Eh limpiado el orzuelo de tu corazón.

Diseñe un plan para llenarte de esperanza,
Te talle caminos de ilusiones de tiempos mejores,
Y conmigo no tienes que andarlos,
Moldea la aventura con la compañía de tu agrado,
El baile no lo sigas en solitario,
Que esta melodía la compuse porque no quiero verte llorando.

Seré el bufón que te alegra,
El amigo que te da la mano y te contempla,
El sicólogo que te escucha y aconseja,
Plomero que cierra tus escapes y no destapa tu cuneta,
El que es perfecto pero pa otra aunque contigo come ostras,
Muchos dirán que eres ciega pero es que te gusta la tragedia.

El Juego que no pedí


Somos naipes o jugadores en este mundo incierto
Donde cada turno deslumbra mas que el otro.
Piensas, indagas y formulas estrategias.
En un concurso donde obligado comienzas
Y el galardón es incógnito.

Tu adversario el contratiempo te pone obstáculos.
Los rebasas sin saber si es valioso o vano.
La suerte y el destino son para el banco.
Tú de pie debes estar en el campo.
Usar los artilugios que la vida va arrojando.

Acumular puntos por una meta
Que al final resulta obsoleta pero te alienta.
La tortura del razonar te hace envidiar al animal
Que sonríe inocente aunque te lo vayas a cenar
Y tu mejor que el sabes que te has de apagar.

Esta es tu tragedia en tercera dimensión,
Donde solo dejas tu recuerdo como un archivo
Para el siguiente en fila al suplicio.
Te burlas como anestesia pero de esta hiel tomas tu traguito.
Lloras mientras baja y desgarra el tragamonedas de tu cuello.

Te queda el consuelo de los participantes
Que peor la han llevado como el bono del pinball.
No pediste ser ficha en este póker pero no te queda otra.
Ten valor y resignación con dignidad hacia la tumba
Y que tu trayectoria sea mapa en esta mazmorra.

Universos, cohetes, animales y cosas inertes


Dame un beso que aplaque
El constante movimiento del pensamiento.
Que la urbe de mi conciencia se desolé
Con tu lengua como un portal inconexo.
Su calidez me transporte a otro universo
Donde todo es opuesto.
Pero es tan mío como vuestro
Y nos mantiene en gravedad cero.
Clava tus garras en este puerto
Que el dolor me recuerde que no es ensueño.

Traslada en tu vuelo a esta presa
Que se acoge entre tus compuertas.
Rugidos se liberan en un viaje sideral
Donde un ave monta sobre un potro de metal.
Explosiones estelares se agitan en tu hangar.
Mientras mi cohete rasga el lugar.
Porque tú, constelación amazónica;
Necesitas saber que esto no es irreal.
Eh de acariciar ese pequeño lucero
Que te hace temblar.

Salvajemente me acerco a tu celestial pecho.
Ve revolcando el oscuro lienzo de mis cabellos.
Mientras hago surcos húmedos en las aureolas de Saturno
Como sol que calienta tus rígidos mundos.
Hoy soy el astronauta que explora tu sistema solar.
Acaricio tus planetas para mi estandarte plantar.
Suelto La vía Láctea pero a la Tierra no me dejes regresar
De tu espacio no me quiero desligar.
Si de mi boca una estrella fugaz logras arrancar
Y oyes su murmullo que llena de luz tus Lunas.

Pide tu deseo que esto no termine jamás
Que vaguemos como satélites en la oscuridad.
Alumbremos a otros con nuestra felicidad cada día
Y en la noche turbar sus mares con nuestra chispa.
Me adormezco entre tus brazos
Que el semental se vuelve humano.
Roza mi tórax halcón de estrellas
Que se difumina en una mujer angelical.
Con otro ósculo me devuelves a la ruidosa ciudad
A nuestro lecho, futuro hogar.

Enlazados entre sabanas cotidianas
Que cubren un momento especial.
Celosas que ante lo inerte destaquemos mucho más.
Tan orgánicos sobre una lid rectangular.
Retornamos a la cruda vida
Que el concreto y el ajetreo nos asfixian sin piedad.
Entre paredes en las tinieblas
Hemos inmortalizado nuestra naturaleza
Que se rebelo contra lo inorgánico y me despido con una rosa
Que se desliza sobre tus prados.

La forja de la vida

Soy espada en la forja de la vida
Que es golpeada y magullada por el día a día.
El martillo del tiempo no titubea y cae pesado y sin pena.

Me guía sobre caminos que queman…

Abismos que asfixian…

En la calurosa oscuridad mi temple se cuartea.
Entre tizones mi disgusto se acrecienta.
Mi éter puro pierde la inocencia.
Se torna duro por la crueldad ajena.
Esta rojo de ira y lastima sin darse cuenta.

Colérico me levanto en medio del caos
Lleno de cicatrices invisibles por lo que no eh olvidado.
Soy acero amargo que por dentro va llorando.
Suelto al mundo una sonrisa falsa para no quedar como inhumano.
La compasión me hunde en frías aguas que ocultan mi dolor.


De mi ser se elevan plegarias y perjurios como humo
Que danzan endemoniados hacia lo celeste desde un corazón dolido.

Tan negro…

Tan pequeño…

El cristalino líquido se estremece de impotencia pues regreso al fuego.

Del fuego al frío en un maldito juego sin fin.
Me hago cada vez mas cortante, duro y altivo como arma elegante.
Esta espada ya esta hecha adornada con dos luceros tristes
Con el pomo coronado con brillantes hilos de ónix.
Perdona si te desangras al besar el filo de mis labios.

Derrite este hielo con el rojo de tu ser.
Abrázame y quémate con mi helada piel.
No quiero apuñalar la flor de porcelana para eso e sido labrada.
Quiero humanizarme y hacerme uno con tu alma.
De la herrera pasar a manos de la guerrera para que tenga sentido esta arma.

Mi Saldo


La angustia cayó sutil y con atino.
Traspasó mi esencia de forma pasajera.
A la mente el sosiego retorno
Pero en vigilo estaré en la trinchera.
Sopesando lo aprendido por veterano.

Las vías se duplican con varias armas a la mano.
Aguardare la jugada con persistencia.
Mis opciones anticipan tu acción.
De tus dominios me destierra la primera.
La otra lo hará con dilación.

Con ahínco forjare tu perdición.
La hoz hoy siega mi tierra;
Como péndulo regresara a tu riñón
Y tu descendencia no recogerá tus vísceras.
Con tormento saldo la humillación.

Sin Esperanzas


Hoy me acuesto abatido
Pensando en lo sucedido.
La rabia ahogar no consigo.
Quiebro de dolor mis nudillos.

Golpeo a un titán inexpresivo.
Desahogo con violencia mi ánimo.
Ahora mis manos sufren un poco,
Una lagrima bailo hasta su exilio.

Miles de imágenes me agobian,
Emociones que me lastiman.
Hoy mis adentros se detonan
Y conmigo se colisionan.

Ya no aguanto más, necesito exhalar.
Quiero paz y a mis demonios expulsar.
Esta noche soy como un pedernal
Que se hunde sin esperanzas en la mar.

A armar Tormentas


Enroscados en la playa
Nos batimos en la arena.
En medio de ágiles piruetas
Tu sonrisa me alienta.

En medio del duelo
Te acercas juguetona.
Entrelazamos los cuerpos
Como muñecos de goma.

Nos cubrimos de arenisca
Como suculento manjar.
Puesto a adobar
Al ritmo de la mar.

El sol castiga
Pero la brisa nos alivia.
Las piernas me traicionan
El recreo se termina.

Hasta la próxima
Mujer coqueta.
Ante la costa
Volveremos a armar tormentas.

Sobrevivencia

Todos tenemos un lado primitivo.
Algo que nos regresa aun estado de inconciencia.
El sentido de sobrevivencia que en lo extremo se revela.
Salvaje emoción me pone en acción
Sin tomar en cuenta el riesgo.

Voy ciego ante el reto.
Violencia y reflejo se unen en el trayecto.
Tú también lo sabes en su momento lo pasaste.
Te nublas y como animal te relames.
Matas, muerdes y rasgas con ansia.
La bestia al humano rebasa.


En sucesos de sinrazón
El puro sentimiento el instinto lo deforma.
A ti también te gusta lo que el perro disfruta.

Es el pique que da sabor…

Es motivación…

Vida contra vida
La que vale es la mía.
Dice el egoísta deshumanizado.
Sin prójimo no sobrevives.
El árbol te alimenta y tú a el lo riegas.
Es el ciclo, la cadena que te sustenta.

“Ella estuvo y se ira contigo”


La muerte me espera;
Nací con ella acuestas.
Al final de nuestro viaje
Ella siempre es la meta.
Es la calavera; que alegre, te observa.

Del vientre sales
Y ella es tu compañera.
De noche es las sombras
Que por tu ventana se asoman.
Contigo esta y no te dejara.

Acéptala; es la amante
Que siempre espera
Tu aliento de vida
Del cual es eterna concubina.
Te ama; ya en su libro, esta tu alma.

Elegante y sanguinaria
De negro siempre va vestida.
Su fría voz te fulmina.
Tu último suspiro de un beso te saca.
Cual orgasmo ella te lleva a su morada.

Allí esta al asecho
En vela de un descuido.
Para abrazarte hasta el asfixio.
En todo tu trayecto mundano;
Ella estuvo y se ira contigo.

Océano, oceánico


Océano, oceánico.
Grande e infinito.
Inmenso e impredecible
Que guías a las embarcaciones
A otros lugares.

Como me gustaría hacer un viaje
Por tu cristalina faz.
Ver las maravillas de tus profundas aguas
Y sentir el vaivén de tus olas al chocar.
Soñar que en ellas me deslizo como un tritón singular.

Océano, oceánico.
Muchos secretos guardas.
En tus aguas misteriosas
Viste antiguas naciones navegar.
Los mares son tus hijos en los que me suelo bañar.

Besas mi tierra
Con violencia, con ternura.
La dejas y regresas cual soldado.
En eterno romance los e observado.
Los astros son testigos de su idilio.

Océano, oceánico.
Tú me das los peces para subsistir.
El azul de tu cuerpo me da calma.
Medito a tus pies en el veraniego clima
Y con maremotos gritas lo que te aqueja.

30/7/09

“Tú lloras y yo gozo”


Hoy vi llorar al cielo
Con tristeza soltar su peso.
Mas a mi no me aflige.
Más bien me complace
Ver su sufrimiento.

El ambiente melancólico
Me pone a mí a tono.
No es momento de siestas
Que llegue mi pareja
Que estoy dispuesto a todo.

El olor que dejas
Es esencia de mujer.
Hoy todo huele a sexo
Y por eso hoy no salgo de mi techo.
Tú lloras y yo gozo que irónico.

El firmamento se nubla
Y lo oscuro de mi ser se estimula.
En el menú actual
No quiero sopa.
Hoy quiero a mi mujer desnuda.

Al ritmo de la lluvia
Doy comienzo al juego
Si mi arfَil hace jaque mate
Es porque mi reina esta de acuerdo.
Al dejar caer al rey queda todo hecho.

No soy Popeye ni Espartaco


El que pone su esperaza en la espinaca
No se que tiene entre las sienes.
Quizás mierda como cangrejos.
No por comer pasto es más bravo el toro.
No soy Espartaco ni Popeye.
Un flaco como Oliva
Puede defenderse.

Tú sigue mascando gabazo
Como los cabros.
A ver si coges brios.
Yo por mis cojones solito me he valido.
No soy Popeye ni Espartaco.
Yo uso mi intelecto
No solo en fuerza me baso.

En tu cráneo esta la nada
El mío en marcha engrana.
Antes de cualquier acto
Suelo tenerlo bien planeado.
Pues mas grandes los e visto
Caer de bruces al piso.
Besaste el polvo, la mente venció al músculo.

James Olrac

Al Norte de Edrest en esas blancas tierras una caravana de carretas tiradas por lobos gigantes, se acercaba a un humilde poblado. Los Olrac llegaban de una noche de cacería, bajaron con las tripas llenas mas no satisfechos. Ya amanecía y sus transformados cuerpos volvían a la normalidad ante los rayos del astro matutino. A las afueras de esa localidad hacían su comuna de tiendas. Donde los hombres adultos dormían en ellas. Pues pasaron la noche asechando grandes presas de las cuales obtuvieron la preciada carne fresca. Las madres iban con sus hijos a la plaza a hacer actos artísticos por unas cuantas monedas. En eso James y su padre dormían en sus respectivos tapetes. Su madre Acacia con su pequeña hija salía de la tienda, pues partían a la plaza; y así entrenaba a la niña en el camino del bardo. Bailaban, cantaban y en medio del acto hacía que la menor formulara hechizos simples de magia para pulirla más.

Raquel no era ilusionista como su hermano James; todo indicaba que la hermanita nació con magia espontánea de tipo arcana. Así pasaba la mañana en aquel helado lugar, mientras el señor Adiel se levantaba. —Despierta Jim, es hora de buscar trabajo. >>Iremos al Bar de Lockie a llenar los odres con vino—. —Dijo su padre mientras lo jamaqueaba. El joven se levanto y fue a bañarse en una cubeta de madera. Se quito la simple ropa y se metió en el agua tibia que lo iba despertando. —Hoy es mi último día en la jauría, hoy cumplo mis dieciocho; me pregunto si en mi nuevo viaje volveré a ver a mi hermano mayor—. —Piensa James, en el relajado baño. Con la corteza del árbol de jaboncillo se frota el cuerpo, este material se vuelve espuma al tocar el agua. Se lavo el pelo con la espuma y lo enjuago. Salio y seco su cuerpo con un manto, el cual ciño a su cintura y se afeito con una daga usando la blanca sustancia del árbol de la costa sureña.

Mientras el señor Adiel recogía los odres, James tomaba la infusión de menta que les dejo en la hoguera su madre. Con el cual lavaban sus bocas y dejaba un aroma refrescante. —Nada mejor para disipar el aliento a carne cruda que la menta. Escupió el te después de varios buches y fue a vestirse. Se puso unos anchos pantalones de lino blanco y ajusto sus botas de cuero que le cubrían las espinillas. Dejo caer sobre su torso una camisa de mallas y se coloco una armadura de cuero curtido, adornado con púas. Remato el atuendo con una capucha negra un poco maltratada y salía de la tienda con látigo en mano. Su padre le lanzo la bota de vino. —Toma, iré a ver que misión nos ofrecen en el bar, mientras llenan de vino estos odres. Caminaban hacia la entrada del pueblo, mientras James se ata la melena castaña con una tira fina de color ébano. Seguido se cuelga el odre del hombro y saca su harmónica de su bolsillo; ese preciado instrumento de viento que encierra lo vivido en su niñez. Con el cual paso el entrenamiento de bardo por el que ahora pasa Raquel. La sostiene y empieza a tocar una melodía con un ritmo campestre y alegre. Que hace que los guardias ni se percaten de su entrada. Así penetran en el pueblo sin ser cuestionados. Guarda el instrumento y con un andar danzarín va directo con Adiel a la taberna local.

Allí estaban en Overton. Ciudad de herreros y leñadores donde había movimiento comercial todo el día. Rodeados de cabañas de pino y lujosas casas de herreros que se levantan como carta de recomendación de sus trabajos de orfebrería. Armerías y talleres ebanistas flanqueaban la calle principal la cual estaba a tope de enanos y cíclopes. Las razas herreras por excelencia en todo Edrest. En medio de esa calle quedaba la plaza donde estaban los niños con sus madres ganándose el pan. En medio de la trayectoria Adiel se desvía hacia una herrería a cuatro edificios de la entrada a Overton. El dueño del taller era un ciclope de nombre Dárion: un tosco semigigante, pálido y gruñón. —Buenas, que desea señor. >>Dígamelo rápido que no es el único cliente y tengo encargos que terminar—. —Dice toscamente sin ver la cara de Adiel. El amargado herrero. Mientras Dárion pasa un trapo en el mostrador. James va hacia donde su padre. —Papá. El bar de Lockie queda justo al frente. >>¿Que haces?—. —Se acerca y pregunta curioso el joven bardo. —Aquí iba a pedirle a este CAVERNARIO!!! ; que le hiciera unas modificaciones a mi escudo. >>Pero parece que no reconoce la voz de las personas a las que les debe favores—. —Dice un poco molesto el señor Adiel. —Solo conozco una persona capaz de hablarme así y quedarse tan tranquilo. >>Es un saco de pulgas llamado Adiel Olrac—. —Responde en tono burlón el herrero Dárion.

Seguido el par se funde en un estrechón de manos. Señal de una añeja amistad. —Bueno, quiero que me pagues lo que me debes de aquella misión. >>Que me mandaste a las montañas de esta localidad a buscar un metal especial y resulto que estaba custodiado por Hombres oso. >>Tras de difícil fue insoportable lidiar con esas bolas de grasa. >>Así que me debes las molestias adicionales—. —Le reclama el señor Olrac. >>Se me ocurrió como saldaras la diferencia. >>Con dicho metal le harás púas a mi escudo para que sea uno armado—. —Frasea risueño el listo licántropo. —Sabes la habilidad mágica de ese metal. >>Porque por algo estaba escondido y protegido en la montaña—. —Le indaga Dárion a Adiel. —De hecho cuando use la barra de metal como mazo; allá en las alturas lo capte a la perfección. >>Es la unión de contra ataque y defensa mas precisa que he conocido—. —Dice complacido Adiel. —Bueno, me tardare un rato en tu escudo. >>Regresa en una hora y lo tendrás en tus manos—. —Le afirma confiado el ciclope. —Como digas en una hora pasare por aquí. >>Estaré en el bar de Lockie. >>Cualquier cosa ya sabes donde encontrarme. >>Vámonos hijo nos espera el vino y varias cosas más—. —Se despide el señor Olrac del Herrero.

Van caminando tranquilamente y el perro que esta acostado en la entrada del bar se levanta y los sigue. Abren la puerta y entran a un salón con cinco mesas redondas con sillas de madera. Allí están los típicos borrachos, jugadores, mercenarios y las prostitutas que laboran en la planta alta del bar. Se sientan en los taburetes de la barra y colocan los odres sobre ella. El bar de Lockie es un lugar frecuentado para buscar información de valor para la vida de un mercenario. Y ese estilo de vida era el de una gran parte de los Olrac; entre ellos Adiel y James. —Buenos días Lockie. >>Llénanos estos odres con vino. >>No te preocupes por la paga. >>Animaremos el lugar a cambio de eso y más—. —Negocian tranquilamente con el dueño del local. —Bueno espero que el espectáculo valga cada gota de mi vino por lo menos—. —Responde Lockie mientras llena uno de los odres. Lockie era un hombre calvo con poca higiene que no resaltaba precisamente por su belleza. La cual solo estaba dentro de sus valores. —Bueno, Lockie tienes algún instrumento musical que me prestes—. —Le dice Adiel al cantinero mientras James saca su harmónica de los bolsillos. —Bueno por aquí ahí un viejo banjo. >>Si quieres hasta te lo puedes llevar que solo cría polvo—. —Dice el hombre de pecho velludo al sacar el instrumento de cuerda.

Adiel empieza a afinar el vejestorio y va con su hijo al centro del salón. Le sacude las telarañas y apoya su pierna en una silla. —Bueno comencemos, Jim—. —Dice Adiel en un gesto de total concentración al tiempo que coloca su sombrero en el suelo. >>Y uno y dos y tres…

Si quieres aventuras,
Y acción a granel,
Ven al bar de Lockie,
Que misiones y problemas,
Aquí se encuentran a tutiplén.

En la segunda planta,
Mujeres dulces y calientes,
Sus cuerpos ofrecerán,
Si eres buena paga,
Hasta el más horrendo puede gozar.

Licor de primera,
En este bar hallaras,
Si tienes hambre, un festín te servirán,
Hasta que tu panza explote,
De la saciedad.

El juego y la avaricia,
Se mezclan hasta matar,
Por unas cuantas monedas,
E visto vidas expirar,
Si apuestas amigo, procura no ganar.

Lockie; llena los odres,
Y sirve los tarros,
Que los borrachos,
La fiesta armaran,
Hasta cagar de la ebriedad.

Mientras los clientes oían la canción y echaban monedas en el sombrero de Adiel. El ambiente cambio de aburrido y sombrío a mas alegre y movido. Lockie estaba tan complacido que ofreció una ronda gratis. La clientela aumento gracias al par de bardos que atrajeron a las personas de la calle. Gracias al acto, padre e hijo no tan solo ganaron dinero sino también licor y comida como obsequio. En eso un borracho agrede al perro que llego con James al lugar. El muchacho agarra al ebrio del cuello de la camisa y lo pega a la pared más cercana. —Porque no te metes conmigo acaso no vez que el can solo pide un poco de comida—. —Le espeta James a un sorprendido leñador mientras frunce el ceño. —Muchacho insolente. >>Suéltame. ((De donde saca tanta fuerza))—. —Se expresa arrogante el ebrio tosco al tiempo que piensa en medio de la confusión. En su borrachera observa los ojos pequeños y rasgados del joven que se tornan en un rojo sangre. —Que demonios er…—. —Del terror enmudece el hombre maduro. —Mierda, la juventud ignorante—. —Dice Adiel mientras se levanta.

En un movimiento giratorio un aura azul celeste sale de las manos del padre; dejando a todos los del bar sumidos en un letargo. —CALMATE!!!—. —Grita desesperado Adiel a su hijo. Mientras de las yemas de los dedos de James surge una energía roja que se hunde en la frente del desafortunado distorsionándole la realidad. Volviéndolo victima de un pavor irracional del cual solo Lyrien tendrá conocimiento. James suelta al atormentado, el cual cae sentado al suelo con una cara de franca paralización. Esta sufriendo una alucinación que lo hace sudar frío de la fobia. El hechizado se incorpora y va a paso apresurado hacia los taburetes con un mirar inquieto. Agarra su hacha y empieza a dar golpes sin sentido por todo el lugar. Mientras los bardos solo se limitan a esquivar hachazos. El viejo Adiel evita que corte a un cliente, embistiendo al leñador con los hombros. El cual cae al piso diciendo incoherencias. —Este lugar esta lleno de perros. >>Están por todas las mesas y me quieren atacar—. —Dice el ebrio con la vista ida. >>Maldito perro me has tumbado pero ya veras saldré de aquí ileso—. —Dice el leñador a Adiel, mientras su cuerpo tiembla de pánico.

Se dispone a enterar su hacha en Adiel; cuando un látigo abraza la filosa arma y arrastra al perturbado sobre la vieja madera. El arma blanca se resbala de las manos de su dueño y es enviada por James a la pared del fondo. Que es herida por su filo. Allí se yace suspendida, como decoración sobre la pianola. El pobre leñador se allá indefenso ante el espejismo mágico. Aterrorizado da la espalda al par y se arrastra. Temblando se para y sale corriendo del lugar. —LOS PERROS ME QUIERREN COMEEER, NO VUELVO A PATEAR A UN CAN EN MI VIDAAA!!!—. —Grita el ebrio en medio de su huida. Adiel y su hijo se mueren de risa, mientras recogen sus cosas y le dejan un suculento muslo de pavo al perro. El motivo de tal disputa. En el exterior Dárion y todo el comercio observa la demencia de la victima. —Ja, con que fobia a los perros. >>Estúpido ebrio. ((Esto me huele a que hizo fiesta el viejo zorro))—. —Se burla y dice para si Dárion. —Huy apesta a ron. >>Asqueroso loco—. —Comentan un grupo de damas en un local de carpintería.



Mientras muy alegres los bardos empiezan a buscar que llevarse; pues Lockie y la clientela estarán un buen rato dormidos. —Bueno, James se discreto y toma provisiones que yo me llevo este barril de cerveza—. —Dice Adiel con un gesto pícaro que es enmarcado por una gris cabellera. —Siii, lo dice el señor discreción. >>Si quieres llévate uno que sea más grande—. —Dice James en tono sarcástico al tiempo que se desata la capucha negra. Entra al otro lado del bar y abre la puerta de la despensa. Donde empieza a surtirse de trozos de carne cruda. —Hey, mas respeto que soy tu padre que te crees que porque tienes huevos de hombre me puedes salir con tus chistecitos—. —Regaña el padre a su hijo, mientras posa el barril sobre la barra. Saca una fundita para echar las monedas en ella y se pone su sombrero de ala ancha, mientras pone el saquito en un bolsillo de su pantalón. Le deja un par de monedas a Lockie junto a su peludo brazo. —Me llevo el banjo ya que no le dan uso. >>Jim, carga tu odre que yo me llevo el mío.

En eso James le hace un lazo a su capucha donde se lleva sus buenos pedazos de cordero fresco y se topa con otra bota de vino, la cual suma al botín y sale de la despensa. Coloca la capucha a rebosar de carne en la barra para colgarse los dos odres y pasa a ver la pared del lado izquierdo del local. Allí se coloca información de misiones y papeles de se busca. Los cuales tienen recompensas. James arranca unos cuantos avisos de estos; para su asombro se encuentra allí con una ilustración inconfundible…
—PAPA!!!—. —Le grita asombrado el joven a Adiel. —Que pasa Jim, alguna paga con muchos ceros—. —Responde relamiéndose a su hijo. —No. >>Solo mira este papel de se busca—. —Dice decepcionado el muchacho. James le pasa el papel a su padre sin mirarle la cara y cierra los ojos, pues ya sabe la reacción que tendrá. Adiel le quita el papel amarillento a su hijo y lo que ve lo sobresalta. El coraje y la sorpresa se dibujan en un solo gesto facial. —Por Lyrien, el cabezotas de Dan se ah unido al ejercito del Rey Ragaz y el hecho de que en la ilustración salga transformado no es lo mas que me molesta sino porque mierda acepta a un Hombre Oso como compañero—.
—Comenta alterado el Señor Adiel. —Padre si lees la información te enterarías de que mi hermano es líder de esa facción compuesta de Licántropos y Vástagos. >>Están saqueando los pueblos de la costa Oeste del Reino que se resisten a los deseos del Rey—. —Le informa James a su conmocionado padre. —Si, es una pieza de ajedrez en el juego de ese bárbaro. >>Ragaz seguro lo que quiere es apoderarse de los puertos de esa zona. >>Ahí que abrirle los ojos al idiota de Dan y a todos los licántropos posibles—. —Sugiere Adiel al meditar la situación. >>Los usa como animales de carroña y no se enteran. >>Expandiendo su imperio de terror a costillas nuestras.
—Aumentando el pánico en los pueblos enfatiza el rechazo que nos profesan. >>Será CABRON!!!. >>Seguro les ofrece una patraña pero nos ve igual que todos; como bestias nacidas para matar—. —Vocifera James en la barra, mientras golpea la misma con su puño. —Si el Másibal logra lo que estamos pensando obtendrá poder marítimo; surgirán los conflictos en altamar que ocurrieron en antaño y con las naves su dictadura llegara a Arkha y demás tierras occidentales—.
—Concluye Adiel y guarda el papel. —No solo eso; los Másibales tendrán libertad de venir aquí con mas facilidad. >>Ningún jefe de esos puertos que todavía sean libres podrán negarse a Ragaz o sus compatriotas. >>Los que lleguen no tendrán mas ley que la suya y comercios que les convengan a ellos o al Rey—. —Dicho esto James toma su capucha llena de carne.

Salen del bar inquietos con su botín hacia la herrería a buscar el escudo armado. —Dárion, ¿ya esta el escudo?—. —Pregunta Adiel mientras observa los alrededores. —Claro. >>¡Como lo dudas perro canoso!. >>Aquí lo tienes—. —Le dice con total confianza el ciclope. >>Los noto algo apurados; ¿porque será? Jajaja—. —Se burla Dárion, pues ya conoce las costumbres de los Olrac. —Toma Jim, este escudo es mi regalo. >>Hoy es tu ultimo día en la jauría ya eres un hombre—. —Le dice el señor Olrac a su hijo con un gesto pícaro y feliz en su rostro. —¡De verdad es para mi!. >>Gracias papa. >>Nunca lo dejare botado—. —Dijo James emocionado. Sus ojos brillaban expectantes ante las púas traslucidas como el vidrio y duras como el acero. Le dio las ropas llenas de carne para colocarse el escudo en la espalda. Le daba un aspecto de un humano con caparazón. —Bueno, toma tu capucha repleta de carne que nos vamos de aquí—. —Le advierte el señor Adiel en un tono apresurado. —Si. >>Mas vale que se larguen que el supuesto demente se lanzo del campanario y lo que dejo fue un charco carmesí frente a la plaza—. —Les informo Dárion muy seriamente. —Por eso el escándalo se hizo mayor. >>Ya veo—. —Dice Adiel preocupado. —Correcto y ahora los guardias están investigando el porque de su muerte—. —Le comenta el herrero.

En eso llega corriendo Acacia con su hija y James se agacha al sentir el celaje de la mano de su madre que termina en un golpe fallido. —No me cabe duda, lo ocurrido fue causado por uno de tus hechizos—. —Dice Acacia disgustada. —Hermano el borracho cayó e hizo el mismo ruido de los huesos al romperlos en la comida—. —Dijo muy contenta la pequeña ingenua. —Raquel lo que viste no fue un chiste, así que borra esa sonrisa sino quieres un castigo—. —Regaña Acacia a la pequeña bardo. Adiel leda el banjo a su señora la mira a los ojos y suspira. —Ahí noticias peores tenemos que recoger las tiendas y partir de inmediato al Oeste. >>Dan esta poniendo en juego su lado humano; tenemos que encontrarlo—. —Le comenta a su esposa, apesadumbrado. —Bueno, yo tengo que entregar un pedido personalmente a unos pueblerinos, en los muelles cerca de la desembocadura del río—. —Comenta Dárion, mientras se acaricia el mentón. >>Sino te molesta Adiel. >>Podría ir con ustedes y de paso recordamos viejos tiempos. —Claro porque no troglodita. ((Alguien que tiene sangre de gigante en las venas es de mucha ayuda en la batalla)) Recoge todo lo que necesites que nos vamos con el ocaso—. —Dice reservándose sus pensamientos el señor Olrac.

Dárion llena su gran bulto de cuero curtido con el arsenal que va a entregar. Coloca algunas provisiones en el mismo y agarra su enorme martillo que lo ah acompañado desde su juventud; mucho antes de asumir la profesión de herrero. Llena una fundita con monedas y cierra su taller de herrería. —Antes de irme debo dejar el taller a cargo de mi ayudante y entregarle las llaves del lugar. >>Nos vemos al rato en la salida—. —Da media vuelta y se despide el ciclope que se aleja y se pierde de vista en unas callejuelas cercanas. Los Olrac siguen su camino hacia la entrada del pueblo y empiezan a cantar una melodía que distrae al guardia del portal. Acacia y Raquel danzan al ritmo de la música, mientras los dos picaros hacen una reverencia al guardia de armadura gris. El efecto de su acto imposibilita que el honorable portero vea el barril de cerveza y demás posesiones hurtadas. Siguen el trayecto y al llegar a la comuna avisan a la jauría de lo ocurrido y comienzan a desmantelar las tiendas y a preparar todo para marcharse. —Madre esta carreta es nueva en el grupo ¿de quien es?—. —Cuestiona curioso James, mientras acaricia el lomo de uno de los lobos gigantes que estaban unidos a esta por un yugo. —Es la tuya James. >>Es nuestro obsequio por tu nueva vida a punto de iniciarse. >>No vas a comenzarla a pie o si—. —Dice Acacia a su hijo con un grupo de miembros de la comuna a sus espaldas y la pequeña Raquel delante de ella.

La escena del momento fue enmarcada con el inicio de una nevada. Los copos de nieve caían mientras el joven bardo trataba de contener la sensación calida de sentirse tan apreciado por los suyos. Tras varias zancadas abraza a su madre y la levanta del suelo. —Suéltame muchacho que ahí que tener todo listo antes de que caiga el sol—. —Dice con alegría la señora Olrac al tiempo que su hijo la deposita en terreno firme. Entre tanto en una calle estrecha; Dárion llega a una humilde casa a unas cuantas cuadras del camino principal del pueblo de Overton. Da unos toquecitos a la puerta y una mujer menuda y percudida le abre la misma. La pobre señora no alcanzaba a ver más allá del abdomen del ciclope por lo que alzaba su mirada cansada para mirarlo al ojo. —Buenas tardes señor Dárion, enseguida le aviso a mi hijo de su presencia—.
—Dice cortésmente la mujer de ojos color miel y ropas marrones. >>Si no es molestia pase y siéntese como en su casa—. —La señora se aleja y cruza la sala principal y entra a un cuarto.

Dárion se encorva un poco y entra a la sala, seguido cierra la puerta y se acomoda en el suelo de la estancia. Se pone a jugar con las llaves de su herrería y piensa que los muebles del lugar son muy frágiles para el. Pero el muro de piedra le servia de espaldar. Al momento un joven fornido con el torso desnudo sale del cuarto. —Buenas Jefe como se encuentra. >>Que me toca forjar hoy en la herrería o quiere que lleve un encargo ya terminado—. —Le dice el joven de pantalones gastados sin mirarlo a la cara con un tono que solo expresa el desgano que le causa la monotonía diaria. —Estoy bien y necesito un favor tuyo. >>Me voy a entregar las armas que me pidieron en el oeste personalmente; si te enviara a ti, seguramente no regresarías vivo y yo intimido mas que tu. >>Voy a dejar el negocio en tus manos en lo que este fuera de Overton—. —Le informa fríamente al muchacho sobre sus nuevas responsabilidades. —Pero Jefe lo que hará significa armar a los oprimidos por Ragaz; es darles esperanzas de una resistencia y puede que el reino lo declare enemigo—. —La preocupación se refleja en el rostro del muchacho de piel de bronce. —Yo que tú me preocuparía por ponerme un abrigo porque ha comenzado a nevar y mas te vale mantener la herrería a flote mientras no este. >>No quiero perder mi clientela—. —Le advierte Dárion un poco molesto. >>Además el dinero es el dinero y ningún honorable trasero real me va a decir a quien debo vender mi trabajo o no. >>Entendido Clastos, ahora tráeme esos guanteletes mágicos que te ordene esconder. —Pero señor Dárion usted me dijo que el día en que volviera a pedirme a Relámpago y a Centella era porque volvería hacer algo más que crear espaditas en una fragua—. —Le recuerda Clastos a su maestro de herrería. —Correcto y ese día esta cada vez mas cerca—. —Le responde el ciclope a Clastos con una sonrisa maliciosa. —Bueno sígueme hasta el sótano, ya que veo que es muy urgente y es más fácil para usted cargarlos—. —Empiezan a caminar hacia el cuarto de la izquierda y Dárion se cruje los dedos en el trayecto.

Clastos mueve unos cajones y abre una puerta en el suelo del interior emanan nubes de polvo. Descienden por una escalera y allí estaban el par de guanteletes de acero que tienen un arcano grabado y dividido por las dos piezas metálicas. Dárion fue y se los puso. El metal al estar en contacto con su piel se ilumino en el área de los grabados. Centella brillaba en un rojo intenso en su siniestra, mientras de Relámpago emanaba una luz blanca e inquietante en su mano derecha. Una corriente eléctrica navego por todo el cuerpo del semigigante y en un gesto de relajación total truena su cuello y se dibuja una sonrisa franca en sus labios. —Bueno es todo. >>Toma las llaves del taller y esta es la despedida; nos veremos algún día muchacho—. —Se retira dando un saludo militar a Clastos y sube las escaleras apresurado. Clastos va detrás y cierra el sótano. El ciclope llega al comedor agarra una barra de pan duro y la devora. —Cuando el martillo no sea suficiente de mis manos nacerá el trueno—. —Dice Dárion al terminar de comerse el pan.

Sostiene su martillo con Centella y lo recuesta de su hombro. >>Ah, Clastos. >>Para la próxima, dile a tu madre que me ofrezca aunque sea agua. El joven le abre la puerta mientras se agacha y sale de la casa. Clastos le da un estrechon de manos y cierra la puerta. Dárion apresura el paso por las callejuelas hasta dar con el camino principal. Ve por ultima vez su local como queriendo despedirse de algo inerte. Observa que ya los guardias están en los predios del Bar de Lockie y empieza un andar más natural hasta la salida de Overton. Ya esta frente al portal el cual encuentra cerrado. Va hacia donde el guardia y le dice que tiene que salir a entregar un encargo de su Herrería. —Esta comenzando a anochecer y las puertas se cierran hasta el amanecer—.—Le comenta el guardia con firmeza al ciclope. —Eh, no se, pero creo que soy lo suficientemente GRANDE!!!. >>Para cuidarme solo allá afuera. >>Así que abre la puerta, pequeñín cubierto de placas de acero—. —Le dice Dárion en medio de una carcajada. —Bueno fanfarrón, ya que te sientes muy listo te dejare pasar y espero no encontrarte por el olor a putrefacción—. —Dice con desden el guardia al gigantón.

Dárion se queda atónito al escuchar semejantes palabras de alguien que es como un bastón de madera vieja entre sus manos que se rompe con facilidad. El guardia abre las puertas y el ciclope sale del pueblo. Ante él esta la caravana de carromatos lista para partir y se dirige hacia la carreta que dirige Adiel. —Bueno, saco de pulgas en cual de estos carromatos me monto—. —Dice sonriente el ciclope a su viejo amigo. —Serás el primer pasajero que lleve mi hijo a algún lugar el solo—. —Le dice Adiel con una carcajada. Se va caminando hasta la carreta de James y se monta en ella. —Bueno muchacho espero que seas menos cabezotas que tu padre—. —Le comenta un poco cortante el ciclope al joven bardo. —Agarrese bien señor Dárion que la aventura apenas comienza—. —Le sugiere James con una sonrisa que Dárion define como la de un hijo de Perra. El astro incandescente se oculta y la caravana de los Olrac se va alejando de Overton y del norte de Edrest. El ruido de las ruedas se hace cada vez más tenue. Hasta que todos se hacen uno en la oscuridad.

“Entre gusanos y amores”


Tu presencia es un espectáculo
Para mis sentidos que se estremecen,
Ante tan hermoso monumento.
Contemplando la obra de tu cuerpo.

Tu mirada me hace pesar
Que eres un ángel infernal.
Que perdió la facultad de volar
Y decidió al hombre deleitar.

Te observo lejana
Y siento que me quemas.
El amor como los gusanos
De los despojos se alimenta.

Mariposas lujuriosas
De mi mente se apoderan.
Cual idiota me lanzo al vacío.
Igual que aquellos de los que me he reído.

Incubus - Edward (Eddie) Franceschi

20 Años antes de los hechos del virus X, en Valley Hills:

—Bang, Bang, las deudas se pagan antes de la fecha acordada, estimado cliente del Casino Franceschi. —Dijo el pequeño Eddie con el ceño fruncido, con una pistola de juguete en mano. —Verdad, que lo hice como mi papá, o no Colmillos. —Dijo alegremente el niño. —No diga eso en alta voz Edward, o su padre se molestara. —Dijo el guardaespaldas, asustado mientras miraba a todos lados. —No te preocupes, el todavía no regresa del trabajo—. —Articulaba el niño, riéndose—. >>Le tienes miedo a mi papá, igual que la mayoría de la familia y eso que lo ven a diario pues trabajan para el. —Disculpe Edward ¡pero como usted sabe, el proceder de Don Eduardo!. —Exclamo Colmillos indignado—. >>Usted tiene prohibido ir a las facilidades del casino. —Simple. —Dijo Eddie, con un gesto de despreocupación. >>Cuando salí ayer de la escuela antes de la hora regular, no llame al chofer ya que el casino queda mas cerca que la mansión, además mi padre trabaja mucho y casi no lo veo, siempre me deja a cargo de algunos de sus guardaespaldas. —Dijo con tristeza—. >>Así que fui a verlo, me escurrí sigilosamente hasta llegar a la ultima planta del casino, hasta donde esta la oficina de mi padre, asegurándome de no ser visto, me acerque a la puerta entreabierta, porque desde el final del pasillo se oía la voz de trueno de el, exigiéndole a un cliente que pagara la deuda, aparentemente el plazo había terminado por lo que mi padre saco la magnum .357 y le hizo mierda la rodilla izquierda. Termino diciéndole que si no pagaba antes del anochecer no la iba a contar. —Relato el pequeño como si de una película se tratase. —Por eso esta hoy castigado, por curioso, se le fue prohibido ir a las clases de boxeo, vas a perder un fin de semana de entrenamiento. —Le espeto, el Colmillos. —Eddie se sale riendo. —No importa, total mi padre vendrá a la noche y si esta desocupado, continuare las clases de lucha grecorromana y cuando sea mayor seré como Kurt Angle, el de la lucha libre, se muchas llaves y boxeo para tener solo ocho años es mas que suficiente. —Dice el pequeño orgullosamente—. >>Ahora que lo menciono, voy a verla en la televisión, hasta más tarde Colmillos, nos vemos. —Dijo mientras corría entusiasmado hacia la mansión.

Tan pronto, Eddie entra a la mansión, Colmillos recibe una llamada a su celular, cual era sospechosamente de color rojo. Del otro lado de la línea, se escucha una voz profunda y siniestra a la cual Colmillos reconoce como su jefe, el cual le pregunta… —¿Cómo va la primera fase del plan? —Bueno jefe, me alegra comentarle, que ya Don Eduardo, gracias a la confianza ciega que me encargado de ganarme, firmo el traspaso de propiedades, a su nombre, haciéndole creer, que era el contrato de otro de sus negocios. Haci que la mansión y el casino desde ayer, por la mañana, es oficialmente propiedad del líder de los monos rojos. —Dice Colmillos complacido. —Excelente, mi leal Colmillos, ahora pasemos a la siguiente etapa, necesitamos los contactos, los más importantes clientes del contrabando de armas, de los demonios azules, necesito sobornarlos, para que no se metan en mis asuntos, esas autoridades. Lo harás de la siguiente forma, una vez la información sea encontrada, le tomaras fotos con el celular y me mandaras las mismas a mi correo electrónico, procura no ser visto en la jugada. Acto seguido, como todos los sábados, los demonios se reúnen en la mansión, al anochecer, le prenderas fuego a la misma, después llamaras a mi chofer, para que te recoja, quedo claro, Colmillos. —Concluyo el sombrío personaje. —Si, iniciare el plan, tan pronto pueda, jefe. —Dijo Colmillos con seriedad.

Haci se comenzó a fraguar, el fin de una era, en la cual el bajo mundo estaba dividido, por dos mafias dominantes y con ello el inicio de otra, en la cual los monos rojos serian la única y suprema, mafia de Valley Hills. Mientras el pequeño heredero de Don Eduardo, observaba la lucha libre, emocionado, dentro de su cuarto. Colmillos guardaba el celular, en un bolsillo de su gabán y se quedo parado, cerca del portón que daba acceso a la mansión, el portal de hierro negro se levantaba, entre muros de ladrillo, cubiertos de enredaderas como jardines colgantes, que servían para ocultar cámaras, para ver quien entra y sale de la propiedad. Al momento, se ve a la sirvienta, saliendo de la mansión, baja las escaleras apresuradamente y se desplaza por el camino, bellamente adoquinado, hasta dar con la entrada. —Buenas tardes Colmillos, podrías abrirme el portón, necesito ir a comprar unos ingredientes, para la cena de esta noche de los Franceschi. —Le dice, tímidamente la mujer. —¡Por supuesto! —Exclamo Colmillos—. ((Esta es la oportunidad que esperaba, si ella se larga, solo estará, el pequeño cabeza de tomate.)) —Dijo para si, el vil infiltrado.

Acto seguido, se dirigió hacia el muro de la derecha, marco el código para abrir el portón, y vio como, la sirvienta se marcho, hacia el centro comercial. Prosiguió a cerrar el mismo, se giro y puso manos a la obra, saco unos guantes negros y se los puso, con gallardía se encamino, hacia la estructura renacentista, que lo espera imponente. Colmillos va caminando, hasta donde se encuentra la hermosa fuente de estilo renacentista, la cual consiste, de un Sátiro con un odre en manos, del cual sale un cristalino chorro de agua, el mismo que cae sobre una ninfa con gesto de ingerir el ficticio vino, todo esto esculpido en un puro mármol blanco. ((Primero iré a la biblioteca de la mansión, para buscar el libro de direcciones de Don Eduardo.)) —Gestaba minuciosamente, el mono rojo en su cabeza. Subió las anchas escaleras, de piedra blanca como el marfil y procedió a abrir sutilmente, la puerta de ébano, deliciosamente grabada con diseños silvestres. Automáticamente se encuentra en la antesala del edificio, en la cual se escurre sutilmente, dando suaves pisadas, sobre el suelo jaqueado de gris y blanco. Al llegar a la sala con muebles elegantes, de madera negra, como la noche mas oscura.

Colmillos da un discreto movimiento, hacia su izquierda y se dispone a subir a la segunda planta de la poco colorida estructura, cuya armonía solo se ve alterada, por tapices y cortinas de color turquesa. Sigue su nuevo peregrinaje por las largas escaleras de ébano, cuales barandales, de llamativos adornos en formas de hojas y ramas, que se entrelazan, hasta terminar en una figurilla de un serafín cornudo. Una vez ya en el segundo piso, se recuesta de la pared y se desplaza hasta el tercer cubículo. Se cerciora de que Eddie este distraído, lo cual confirmo al verlo, por una sutil abertura de la puerta, allí estaba el pequeño pelirrojo de expresivos ojos verdes, entrenándose haciendo lagartijas y saltando cuica. Colmillos procuro que el niño diera la espalda, para continuar el sendero, hasta el sexto cuarto, lo cual logro, con cautelosos movimientos de experto ladrón. Ya en ese punto el mono rojo se encontraba frente a la biblioteca, antes de entrar, se quita el gabán y saca el celular del mismo, para luego introducirlo en un bolsillo de su pantalón. Pues ya sabia de ante mano que en el ala derecha del salón, estaba un busto que tenia una cámara, estratégicamente colocada en la boca del mismo, el cual cubrió con la prenda de vestir. —Definitivamente aquí se encuentra lo que busco. —Afirmo pensativo Colmillos. ((Si el busto esta a la derecha y la cámara en el, mira a la izquierda, la guía con los contactos, se encuentra en el librero, del lado izquierdo.)) —Razono, velozmente el infiltrado.

Después, Colmillos empieza a pasearse dentro de la biblioteca, se recuesta en un costado del escritorio de caoba que esta céntricamente, colocado en el salón y empieza a analizar los libros, hilera por hilera. Descubriendo que todos son de mas o menos los mismos temas. Había sobre estrategia, armas y diversos estilos de combate. También sobre compra y venta, pero había uno que destacaba entre todos, por su temática chocantemente diferente a todo lo que se encontraba en el librero, era “La divina comedia” de Dante. Entonces, el astuto pícaro, se sentó en la silla que hacia juego con el escritorio. Abrió la obra del poeta italiano y allí estaba, la fuente del poder de los demonios azules, el directorio con la información de sus mas importantes clientes. La libretilla, jugaba el papel del marcador del libro. Cerró el libro y se adueño del marcador que era de cubierta negra con estructura fina y larga. Colmillos toma su celular para llamar a su misterioso líder, marca el numero y le responden… —Bueno que a pasado colega. —Articula seriamente, su jefe. —Jefe, lo llamo para decirle que no tendré que tomar las fotos, pues la información esta en una pequeña libreta, la cual puedo llevarle personalmente. —Dijo en tono burlón, el infiltrado. —Perfecto, entonces esta noche, termina tu farsa Colmillos y destrúyelos que tenemos que celebrar, buaajajaja. —Se expreso satisfecho el oscuro líder.

Esa noche en el comedor de la mansión, estaba servido un gran festín de pastas y toda clase de manjares mediterráneos. Todos los Franceschi con sus familias se dieron cita al evento semanal. Sus vehículos estaban aparcados en el patio trasero del edificio, donde usualmente dejaban trailers, llenos de mercancía ilegal, rodeados, de ostentosos jardines con arbustos, dadores de sombra. Mientras todos comían y hablaban de asuntos familiares, Colmillos baño los alrededores con gasolina. Allí estaban todos con sus corbatas azules y cinturones a juego, sus señoras e hijas con algún accesorio de dicho color. Adentro brindaban con vino tinto y los niños jugaban en el interior del lugar, el infiltrado dio comienzo al siniestro, el fuego se esparció rápidamente. Las mujeres entraron en pánico, algunos niños lloraban de la impresión y los hombres trataban de escapar. Al rato pedazos de vigas empiezan a caer, como bolas de fuego al suelo y allí estaba Eddie esquivando los obstáculos ardientes, observando como miembros de su familia morían aplastados por los escombros infernales.

El fuego parecía que lo asechaba, bloqueando las posibles salidas para el niño, como un depredador etéreo detrás de un tierno cervatillo. Solo se oían gritos guturales, sollozos de dolor y angustia que acentuaban el desastre con un aire devastador que impactaba la psiquis del pequeñuelo. Voces que clamaban ayuda se escuchaba en la lejanía con escandalosas explosiones, provenientes de la parte trasera de aquel hades. De pronto Eddie se acerca a un gran ventanal, que le brinda una vista panorámica de aquellos estallidos, eran los autos que reventaban uno tras otro como hileras de fuegos artificiales. El calor era asfixiante y pronto el niño empezó a arrastrarse bajo las nubes de humo de aquel lugar hasta dar con el comedor y allí vio a su padre, tendido en el suelo con un madero que imposibilitaba su huida. Eddie se acerco a su papá a gatas, con ojos llorosos trataba de liberarlo de su fogosa prisión. —Saca mi billetera y sal de aquí Edward. —Dice adolorido, Don Eduardo. —Pero pap… -exclamo el pequeño. —Pero nada, solo has lo que te digo y lárgate. —Le interrumpe el Sr. Franceschi.

Entonces Eddie busca la billetera, en contra de su voluntad y la guarda en su vestimenta. Se levanta y empieza a caminar acongojado. En aquel momento colapsa un pedazo del techo sobre su espalda, Eddie se revuelca de dolor pues el mismo rebosaba de llamas. Mientras afuera de ese dantesco lugar, se encontraba Colmillos, llamando al chofer de su líder, para que lo fuera a recoger. —Buenas noches; Nudillos ya puedes venir a buscarme, te e dejado el portón abierto. —Dice risueño, Colmillos. —Allí estaré con el jefe en media hora. —Responde el chofer con seguridad y le cuelga—. —Don Emilio ya todo esta consumado en media hora partimos a la mansión. —Le informa Nudillos a su amo. —Bien; oye no sabía que estos números de esta libretita me serian tan útiles, los guardias de los laboratorios de la ciudad eran clientes de los Demonios azules. —Dice Don Emilio pensativo—. >>Después de terminar con un negocio en este local nos vamos. —Dice satisfecho el líder.

Mientras dentro del incendio; ante el sufrimiento de su hijo, Don Eduardo reacciona y gracias al flujo de adrenalina se libera del madero que lo mantenía inmóvil. Quita los escombros de la espalda de Edward. —LEVANTATE Y HUYE!!! —Grita su padre en un acto suicida. Eddie con su espalda prendida; da la vuelta y ve como el techo colapsa sobre su progenitor. —NO!!! —Grita desconsolado el pequeño. Ante el se halla una plasta de carne y sangre; molida por un sólido peso, la cual hasta hace unos minutos era su padre. Lagrimas de rabia e impotencia; surcaban el tierno rostro de Eddie, mudo se aleja de la escena. Hasta que el calor y quemazón del fuego; lo sacan del deprimente letargo, desesperado busca la salida. El niño en llamas da con la entrada principal; trata de abrir la puerta pero es inútil, corre hacia el salón de su izquierda y se lanza corriendo por el ventanal. Cae torpemente al césped y se fractura el brazo derecho con el brusco impacto; rueda sobre la verde yerba a son de gritos y sollozos, ya adolorido se levanta y camina hacia la fuente sin esperanzas.

Sostiene su maltrecho brazo y tropieza en el sendero adoquinado, de rodillas se arrastra Eddie hasta dejarse desfallecer en las aguas de la fuente. El refrescante líquido da alivio a su curtida espalda; asoma su rostro, sobre el borde de mármol blanco que mantiene prisioneras las aguas. Lo que sus ojos ven lo dejan atónito, un Cadillac negro da la vuelta a la fuente y se detiene. Del mismo baja un chofer que disfruta de un habano y para su sorpresa ve que Colmillos se le acerca con total confianza. —Como vez todo salio a la perfección; ni una sola gota queda de combustible, en este galón—. —Dice con alegría el pelinegro farsante. —TRAIDOR!!!—. —Grita el niño, sumido en la rabia. >>Mi padre confiaba en ti; durante años te confío a mi, su hijo, para que me protegieras y sales con esto—. —Dice con total indignación, Eddie. >>¿Por qué? —pregunta el niño decepcionado. Entonces colmillos y el chofer en medio de una risa enfermiza; se quitan los gabanes y enroscan las mangas izquierdas de sus camisas, revelando un tatuaje de una silueta roja de un simio. —Porque siempre he sido un Mono rojo, ajajá.

El destape del rojizo símbolo impacta la mente del niño; ante una escena en la cual diferentes emociones fuertes, bailan una misma pieza con el fuego, como quinceañera en su vals. Todo el lugar es alumbrado de destellos naranjas dándole un aspecto grotesco al auto y al par de monos. Hasta la fuente refleja el infernal paisaje que irónicamente es la figura de un acolito de Baco. —Esto pasa cuando no aceptan negocios con nosotros, pequeño cabeza de tomate. —Le dice el chofer a Eddie, mientras suelta una bocanada de humo de su habano. El chofer abre la puerta estilo suicida del auto de colección; en el fondo del oscuro asiento trasero, yace una figura avejentada con lentes que reflejan las danzantes llamas. Seguido el Colmillos se sienta al lado y el misterioso líder lo saluda con un estrechón de manos. —Bueno ahora lo mas adecuado es, irnos a disfrutar de una buena cena. —Sugiere Don Emilio—. >>Niño; será interesante para mi, observar hasta donde puedes llegar solo—. >>Cuando seas adulto ven por mí; ya que seria muy fácil tomar tu vida, en este momento—. >>Adoro los retos y en este momento; no eres nada, nos veremos en el futuro. —Se despide con un reto, el sombrío líder del desolado Eddie.

Nudillos cierra la puerta, se despide de Eddie quitándose el sombrero y abre la puerta del conductor. Le tira el cigarro en la cara al niño, prende el auto y arranca. —Nos veremos pronto cabeza de tomate—. —Se despide el chofer, mientras el Cadillac se aleja de la fuente. El auto baja el camino adoquinado y atraviesa el portón negro que esta abierto a plenitud. En ese momento en Valley Hills; se escuchan sirenas, mientras los monos rojos se dirigen hacia las afueras de la zona a celebrar. Eddie sale de la fuente; lloroso e impotente y se sienta en el suelo de adoquines, saca de su ropa la billetera de su padre y la abre. En ella encuentra dinero y documentos arrugados por las aguas; son la llave a su sobrevivencia, pues ahora es huérfano.


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